QRV 0012 - "EL EXQUISITO" POLLITO CON PAPAS EN EL MERCADO CARTAGENA DE TACUBAYA

Texto y fotos. Carlos Lázaro

Los itinerarios por la ciudad y sus recovecos gastronómicos, no dejan de llevarnos por territorios en los que la sorpresa de una buena salsa nos recibe y nos deje envueltos en un momento con memorable y largamente saboreado. 

El hambre, esa señal inconfundible que nos da el cuerpo, solo puede ser revisada una vez que se dispone un momento del día y que cae, según la cultura y el momento en que se haya realizado el desayuno, entre las 12 y las 16 horas del día. 

Un poco tarde ya a las 4 para afrontar el hambre, seguramente a esa hora ya un dolor de cabeza habrá avisado, tardíamente sobre la falta de contenido proteínico en nuestro adorado cuerpo. Por  buen instinto llega uno a algunas partes en las que hacer desaparecer esa sensación de ausencia. Lo que realmente nos falta en la vida, a veces no es amor, es alimento. 

Tacubaya, es un territorio amplio en la oferta, no siempre considerada entre los buenos restaurantes, de aires más bien populosos y de caóticas proporciones, es un barrio que ha sido presa de su buena ubicación como centro de distribución y destino, también es la ventana desde donde mirar pasar al mundo por sobre las banquetas o debajo de ellas, en los andenes del metrobús, en los túneles del metro y hasta en la ruta de los aviones, pues sobre Tacubaya pasan todos los aviones del mundo. 

Deliciosas plazas la llenaron de fama hasta bien entrado el siglo XX, cuando la incuria desarrollista la colmó de ejes viales y pretenciosas vías rápidas que nunca lo fueron y solo tasajearon su unidad urbana. Tacubaya se convirtió después de Uruchurtu, en un lugar de congestión y de paso al acelere de los motores. 

Una plaza, la plaza Cartagena es presidida por la animada vida que tienen los mercados de la ciudad, el mercado Cartagena de Tacubaya no es una excepción. Un lugar que se mantiene bastante vivo ante los embates de la modernidad. Nadie imaginaría que esta plaza, fue rebautizada algún día con el nombre de Plaza Charles de Gaulle. Nombre que nadie usa. 

Esta plaza Cartagena ha sido siempre un punto neurálgico del barrio y entre sus historias puede contarse que sirvió para asentar el campamento del ejército norteamericano en 1847 durante la invasión americana. Nada se parece hoy en día a aquella plaza, que quedo recortada por el embate de la modernidad, tampoco queda nada del río Tacubaya, que corría por lo largo de la calle de Doctora, tenía una larga curva a partir de la casa del Obispo Palafox y Mendoza. 

Yo me siento frente a aquella plaza en "El exquisito" un negocio de rosticería y pido un paquete de 50 pesos, que incluye algo una buena ración de pechuga, arroz fresco y papas a la francesa. Más una porción de nopales. La salsa siempre es al gusto, quedando ad hoc sobre todo, una de fresco jitomate y chile verde recién martajada, no debe faltar el incluir algunas hojas de pápalo. Tortillas a discresión. Uno no debe entonces negarse al encanto del pollo rostizado acompañado de tan gratos elementos. 

Estos tacos placeros, placen sin duda, y hacen de la vida, un momento de sabor, satisfacción y recuerdos sin agobio, más aun, si como buena costumbre, el conjunto se acompaña con una cerveza, pues en verdad que no le hace falta nada de pretensiones gourmet a la vida, en ese justo momento.

La comida callejera comanda necesariamente la vida de un amplio sector de la población en la CDMX, ya sea por motivos de precio, de accesibilidad y necesariamente de sabor. En esos momentos de comida callejera, no debe faltar entonces un buen momento de pollito con papas. 

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